Cientos de obras de primer orden pasaron por esta galería, e Inés Amor guardó cui-
dadosamente datos sobre el destino de cada una. Además de reunir una amplia serie
de libretas llenas de recorte de periódicos e invitaciones, fotografió cada una de las
obras que vendió, y guardó los negativos en sobre marrón, que no solamente registran
el nombre del artista, el título, las medidas y la técnica, sino el nombre y a veces la
dirección y el número de teléfono del comprador. Recurso increíble para historiadores
y demostración de profesionalismo de Amor.28
28 James Oles, “Colecciones disueltas: sobre unos
extranjeros y muchos cuadros mexicanos”, en Pa- trocinio, colección y
circulación de las artes. Memorias del XX Coloquio Internacional de Historia
del Arte, México, IIE-UNAM, 1997, pp. 627-628.
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